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miércoles, 21 de marzo de 2012

Viajar por el Egipto faraónico, luego de la revolución de enero del 2011


Escribe para el BLOG de Vinos & Ar-Té, el egiptólogo argentino: 
Jorge Dulitzky
Mi esposa y yo acabamos de regresar de nuestro viaje anual a Egipto, acompañando a un grupo de 30 personas para conocer las maravillas de la antigüedad egipcia, donde se encuentran las raíces de la cultura judeocristiana.

Influenciados por los medios informativos que sólo difunden la parte tenebrosa de las noticias, algunos amigos argentinos nos recomendaban suspender el viaje en vista de las turbulencias políticas y el peligro que podría significar cualquier hecho de violencia. Por nuestra parte, consultamos con nuestros numerosos amigos que viven en el Cairo e incluso con autoridades de la Embajada Argentina en Egipto. Todos nos confirmaron que la situación era tensa pero no peligrosa. Explicaron que la gente acude a las protestas de la plaza Tahrir en forma pacífica y aunque a veces se producen enfrentamientos, no hay una violencia como la que muestran algunos medios, que escogen algún choque entre manifestantes de distintas facciones o alguna represión policial para hacer hincapié en ellos.



Hemos cumplido el recorrido previsto en su totalidad, sin sufrir ningún episodio que nos haya obligado a cambiar o suspender visitas. Egipto y su gente se mostraron con su tradicional hospitalidad y amabilidad.
Quisiera destacar algunas particularidades sobre el Egipto actual. La primera está relacionada con la situación de la población egipcia dedicada al turismo. Egipto tiene 85 millones de habitantes de los cuales se calcula que 12 millones están dedicados a la industria turística en forma directa y otros 10 millones en forma indirecta. Son artesanos que fabrican collares, tejen alfombras, hacen cerámicas, cosen galabiyas; venden agua mineral, cigarrillos y postales; llevan el equipaje o abren las puertas de los taxis. Hay centenares de miles de manejan taxis Fiat de los años 70 o tienen un mateo y dependen de conseguir algún pasajero para juntar unas pocas libras. Al haberse reducido el turismo, esa gente se encuentra sin fuentes de ingresos. Hay legiones de chiquilines que están dispuestos a llevar una valija o abrir la puerta de un taxi para recibir una moneda. Cada diez meses nace un millón de criaturas y muchos padres saben que les será difícil alimentarlos.
Esta situación de postración económica viene de tiempo atrás y el crecimiento del turismo en los últimos años ayudaba a paliarla. Pero la revolución de enero de 2011 significó una brusca caída del flujo turístico y dejó sin fuente de ingresos a millones de personas que a duras penas alcanzaban a sobrevivir en los años de bonanza turística.
Es comprensible que los potenciales turistas hayan tenido temores para viajar en plena revolución. Pero ahora, aunque el conflicto persiste, la situación se encamina a una normalización a mediano plazo que no debería influir en la decisión de viajar. Los egipcios son conscientes que necesitan el turismo y eso se verifica en la atención y amabilidad con que son tratados los visitantes. Es conmovedor cuando algún egipcio encuentra a un turista y le agradece, emocionado, por haber venido pues su país lo necesita.
La siguiente aclaración es sobre la situación política, que tanto preocupa al posible viajero. Los egipcios quieren un cambio luego de 60 años de gobiernos de origen militar. Un millón de jóvenes, convocados a través de Internet, Facebook y Tweeter llenaron la plaza Tahrir el 25 de enero del 2011, para demandar mejoras en educación, más puestos de trabajo y libertades. Consiguieron la renuncia de Mubarak y ya se hicieron elecciones parlamentarias que ganaron los Hermanos Musulmanes, quienes parecen acompañar al gobierno militar en su promesa de realizar elecciones libres en junio de 2012. Pero el país quedó dividido entre esa agrupación y los que quieren elecciones presidenciales inmediatas, pues desconfían de las intenciones de los militares y sospechan que el apoyo de los Hermanos Musulmanes es una estrategia para conseguir el poder. Por lo tanto, los enfrentamientos se dan dentro de la sociedad egipcia, que tiene objetivos políticos diferentes. 
Para los que tenemos experiencia en estos procesos, sabemos que la solución no llega por arte de magia. Se requiere mucho tiempo de educación democrática y es probable que haya que esperar un par de años hasta que Egipto se transforme en un país estable, del signo político que su gente decida.
Esta última aclaración está dirigida al potencial turista argentino, que viaja frecuentemente al exterior. Cuando aparece Egipto entre sus opciones, es posible que vacile entre viajar ahora o suspender el viaje para otra oportunidad, cuando cese el conflicto político. En el mundo convulsionado que vivimos, es muy difícil esperar hasta que la situación de cualquier país se normalice. Visitar Egipto, a diferencia de otros destinos turísticos, es un proyecto deseado pero muchas veces postergado. Si Ud. está decidido a viajar, elija Egipto. No postergue el viaje si tiene salud y el dinero para hacerlo.
La experiencia de visitar Egipto es inigualable. Conocer las Pirámides, el Museo del Cairo, Abú Simbel, Philae, los Templos de Luxor y Karnak y el mágico Valle de los Reyes, a lo que puede sumar un Crucero por el Nilo, navegar en  una faluca o volar en globo, son experiencias inolvidables. 
No se lo pierda. Aleje de su mente los temores infundados y permítase hacer ese viaje largamente soñado.

Jorge Dulitzky
Egiptólogo
Especial para el BLOG
 

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